Los científicos del clima han estado advirtiendo durante un tiempo que a medida que el planeta se calienta, las tormentas serán menos pero más fuerte.
Un equipo de investigadores liderado por el físico de la atmósfera Frederic Laliberté, de la Universidad de Toronto, Canadá ha descubierto por qué, y la explicación está firmemente arraigada en la termodinámica atmosférica. El calentamiento global está intensificando el ciclo del agua en el mundo.
La atmósfera de la Tierra actúa como un motor gigantesco de calor, trabajando en muchos de los mismos principios que el motor de su coche. El combustible en este caso, es la energía del Sol. Debido a que más luz del Sol golpea los trópicos que las latitudes más altas, el planeta redistribuye constantemente calor a través de los movimientos de aire. Esos movimientos de aire son el trabajo del motor que ayudan a producir las tormentas de lluvia y de nieve que pueden arruinar el día en pocas horas.
Laliberté y sus colegas querían ver cómo el cambio climático está afectando el rendimiento de este motor que no es 100 por ciento eficaz. Calcularon que alrededor de un tercio de la energía atmosférica va al ciclo del agua pero debido al cambio climático hay más evaporación y más precipitación dejando menos energía para la circulación atmosférica y para deshacerse de la precipitación, pero por falta de esta energía tiene que hacerlo en menos cantidad de tormentas, lo que las convierte en más intensas.
El estudio concluye que el calentamiento global no dará lugar a un ambiente cada vez más tormentoso en general, un tema debatido por los científicos durante décadas. En cambio, las tormentas fuertes se harán más fuertes, mientras que las tormentas débiles se debilitan, y el resultado acumulado del número de tormentas se mantendrá sin cambios.