Con sólo 16 años, el holandés Boyan Slat concibió un invento para erradicar los plásticos de los océanos. Lo llamó The Ocean Cleanup, basándose en una pregunta, para él retórica: “¿Por qué desplazarse por los océanos para recolectar los desechos cuando los océanos se mueven hacia ti?”
En este tiempo ha formado un equipo de 50 adultos y ha recaudado 10 millones de euros para lanzar el prototipo de su invento en el Mar del Norte: una barrera de 100 metros que antecede al proyecto piloto previsto para 2017. Éste dará lugar al definitivo, mil veces más grande.
Pero, ¿en qué consiste su invento? Se trata de una suerte de costa artificial: una barrera pasiva donde se acumula el plástico arrastrado por las corrientes. En lugar de redes, usa pantallas sólidas y gracias a la orientación de éstas, que se amarran al lecho marino, los plásticos son arrastrados para acabar concentrándose en el centro de la matriz. Un punto central los recolecta y clasifica antes de enviarlos a tierra, para venderlos y así compensar costes.
The Ocean Cleanup aspira a erradicar la mitad de los plásticos de la gran isla de basura del Pacífico en 10 años.
En este caso la idea llegó de la mano de un diseñador surcoreano, Sung Jin Cho, y se trata de una central hidroeléctrica flotante que podría limpiar los océanos mientras genera energía limpia.
El objetivo es que este rascacielos flotante no sólo se traslade por el océano limpiando el agua de basura plástica sino que a la vez genere energía limpia a partir del agua de mar.
Seawer ganó una mención de honor en los premios de arquitectura de la revista eVolo en 2014, pero, a diferencia de The Ocean Cleanup, Seawer es tan sólo otro de los numerosos conceptos ideados para limpiar los océanos que hasta el momento no ha conseguido financiación para llevarse a cabo.