La industria y los gobiernos han lanzado una intensa campaña de promoción del coche eléctrico, como una alternativa ecológica y sin emisiones contaminantes, en un intento por mantener un modelo de sociedad y desarrollo que ha demostrado ser inviable. Los coches eléctricos no suponen, en el estado actual de la técnica, una alternativa tan limpia y eficiente como se pretende. Pero más importante es plantearse cuáles son realmente nuestras necesidades de movilidad, y cambiar el modelo urbanístico y social existente para evitar desplazamientos innecesarios de personas y de mercancías. Los coches eléctricos sólo representarán una alternativa sostenible cuando se utilicen únicamente en los casos necesarios, en un contexto de movilidad diferente al actual, y la producción de energía eléctrica provenga de fuentes renovables.
Vehículos eléctricos híbridos. Combinan un motor de combustión con baterías y un motor eléctrico. Existen varias alternativas:
El motor de combustión recarga una batería que mueve el motor eléctrico.
El motor eléctrico y el de combustión se alternan según el tipo o el tiempo de conducción.
El vehículo híbrido enchufable puede recargar la batería desde la red eléctrica.
Desde hace años existen en el mercado coches híbridos y eléctricos puros, pero en general adolecen de algunas limitaciones respecto a los automóviles convencionales en lo que se refiere a precio, plazas y/o autonomía (Tabla 1). Sin embargo, los avances conseguidos y los estímulos gubernamentales apuntan a la posibilidad de una introducción más amplia en el mercado, en el medio y largo plazo, compitiendo con los vehículos convencionales de combustión.
En cuanto a los vehículos con pila de combustible, numerosas marcas mantienen prototipos más o menos desarrollados desde hace algunos años. Algunas incluso hacen leasing de los vehículos a flotas de empresas. Pero a día de hoy no existen vehículos comerciales. Un gran obstáculo con que se encuentra este tipo de vehículos es la distribución de hidrógeno.