Los daños infringidos al ecosistema son enormes. Los sensibles suelos de la selva quedan comprimidos y arrasados. Los daños causados a los árboles y a las raíces son la puerta de entrada de hongos e insectos de la madera. Durante años, también mucho después de haberse marchado las sierras a motor y los bulldozers, la muerte en la selva continúa expandiéndose. En el dosel del bosque se abren grandes huecos. La selva se seca y en áreas con períodos largos de sequía significa la amenaza de los incendios, posiblemente con efectos devastadores.
A nivel global, las selvas son importantes sumideros de carbono. Los 350 millones de hectáreas de selvas tropicales almacenan la cantidad de 70 mil millones de toneladas de carbono; por término medio son unas 200 toneladas de carbono por hectárea. Anualmente absorben casi 5 mil millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera. Qué influencia tiene la tala selectiva de árboles sobre el total de carbono y sobe el clima se investiga con un estudio del entorno de la industria de madera tropical, de la Universidad de Florida.
La vegetación destruida por los madereros se descompone rápidamente en condiciones de humedad como las de la selva tropical, con consecuencias fatales. La mitad de la biomasa, hasta 120 t de carbono por hectárea de bosque, se libera como gas de efecto invernadero CO2. Esto significa 450 toneladas de CO2 por hectárea, que calientan la atmósfera y así el clima global La tala selectiva que la industria maderera califica de sostenible, es de este modo uno de los principales motivos de calentamiento del clima de nuestro tiempo: cada año se agregan de este modo 1,8 mil millones de toneladas de CO2, es decir un 5 por ciento de las emisiones de CO2 dañinas para el clima, que se pueden atribuir directamente a a acción siniestra de la industria maderera sobre las selvas tropicales del planeta. Estamos hablando del equivalente al doble de las emisiones de dióxido de carbono de Alemania.
Recién después de 8 años de liberación de carbono continuada comienzan las selvas a capturarlo otra vez lentamente. Es un proceso a largo plazo. Pasan muchas décadas, hasta siglos, hasta que las cantidades de carbono alcanzan sus valores originales. Pero muchas de las selvas tropicales vaciadas por la industria maderera no vuelven a tener esa oportunidad en absoluto.